domingo, 4 de octubre de 2020

Cuéntame cómo te alimentas y te diré cómo protegerte del cáncer de piel

 Las investigaciones han relacionado una dieta poco balanceada, pobre o deficiente en los nutrientes requeridos por tu organismo para su normal desenvolvimiento, con el cáncer en la piel. 

Y aunque lo que acabas de leer, te parezca en extremo descabellado o exagerado, te diremos que la alimentación juega un papel fundamental, ya que los investigadores han encontrado que existe un riesgo asociado con el cáncer de piel, además de los ya consabidos factores medioambientales.

Afecciones como el carcinoma basocelular (CBC) y el carcinoma Espinocelular (CEC) representan la mayor proporción de casos de cáncer de piel no melanoma. Están directamente relacionadas con la excesiva exposición solar, además de antecedentes familiares de cáncer de piel y la preexistencia de lesiones como queratosis actínicas y nevos atípicos.

Una gran diversidad de estudios ha demostrado la importancia de la nutrición en el desarrollo de cáncer. Aproximadamente un 40%  de los tumores podría ser prevenido, tan solo si se llevase una vida sana y una dieta adecuada. El consumo de antioxidantes como las vitaminas C y E y b-carotenos, podrían proteger a la piel del daño oxidativo, inhibiendo la proliferación de algunos radicales libres.

Así que una alimentación rica en frutas, verduras, especias y granos puede disminuir el riesgo de cáncer, ya que son ricas en fibra, carotenoides, vitaminas C, E, selenio y fitoquímicos, sustancias potencialmente anti-carcinogénicas. 

Existen un grupo de alimentos que pueden ayudar a nuestro cuerpo a tener una mejor respuesta ante los ataques del sol sobre nuestra piel, entre los cuales podemos hacer referencia a:

  • Ricos en Carotenoides: Son provitaminas A que tienen la facultad de transformarse en Vitamina A, la cual protege tu piel  haciéndola más elástica, gruesa y mejora su color, en razón de su capacidad de oxidación y síntesis del colágeno necesario, ayudando a cicatrizar las heridas. Está contenida en zanahorias, zapallos, tomate, mango, melón y brócoli, entre otros.

  • Con alto contenido en Omega 3: Ácidos grasos que protegen a la piel de la inclemencia de los rayos solares. Además ayudan a un mejor funcionamiento de nuestro sistema inmunológico, que es el que nos protege de la aparición de enfermedades como el cáncer. Ayuda a reducir el enrojecimiento e inflación de la piel. Lo encontramos en pescados de carne oscura, chía, linaza, soya, aceite de oliva y aguacate, tan solo por citar algunos.
  • Que incluyan Revesratrol: Sustancia que tiene una cualidad retardante del envejecimiento de la piel. Tiene así mismo, una función fotoprotectora, protegiéndola de los nocivos efectos del sol. Esta molécula puede encontrarse en las semillas  y cáscaras de las uvas, arándanos, frambuesas y moras. Son además ricas en antioxidantes, con lo cual se retrasa el deterioro de las células por efectos del paso del tiempo.
  • La Vitamina D debe estar presente: Nutriente esencial para mantener la salud en piel y huesos. Sus propiedades antinflamatorias son de comprobada eficacia en el tratamiento de quemaduras y lesiones en la piel. Aunque el cuerpo humano es el mayor productor de esta sustancia, la misma se encuentra presente en pescados de carne oscura, queso, yemas de huevo y alimentos fortificados.
  • Y que la fibra nunca falte: A medida que la fibra dietética se mueva en el intestino, las toxinas responsables del cáncer no podrán acumularse demasiado tiempo en órganos vitales. Ingerir con regularidad alimentos que contengan fibra, te ayudará a prevenir el terrible melanoma. Cereales, semillas y té verde ayudan en la prevención del cáncer de la piel, además de contener antioxidantes que batallan contra la aparición de células malignas.

Acuda a nuestros especialistas, quienes le guiarán acerca de la mejor manera de alimentarse, adquiriendo hábitos de consumo de alimentos y nutrientes que le ayuden a prevenir enfermedades en su organismo, entre ellas el temible cáncer de piel. 


Dra. Zulay Rivera / Clínica Unimel 

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¿Sufre de rosácea? Azul o roja: Conozca cuál es la luz LED que más le conviene

 Envejecimiento. Acné. Hiperpigmentación. Rosácea. Todo lo antes señalado y más, puede ser susceptible de ser tratado con la técnica de fototerapia LED, la cual emite un color diferente de acuerdo con lo que se desee hacer, el cual viene determinado de acuerdo a las diferentes longitudes de ondas, y actúa directamente sobre nuestra piel. Este es un proceso totalmente diferente al IPL o al láser tradicional, ya que el haz de luz no calienta la piel ni produce dolor. 

En lo que corresponde a la Rosácea, esta es tratada con LED Azul y LED Roja.  En el primero de los procedimientos, el rayo luminoso actúa conteniendo el desarrollo de la bacteria responsable de la Rosácea, logrando también minimizar la inflamación. Al aplicar el segundo de ellos,  se estimulan los fibroblastos, necesarios para la producción de colágeno y renovación celular, logrando asimismo un efecto cicatrizante en las lesiones.

Por otra parte, la luz roja actúa también como terapia de rejuvenecimiento cutáneo. Los infrarrojos emplean una larga longitud de onda, lo que les permite adentrase en las profundidades de la piel, y tratar la afección desde la raíz. Además, también controla los niveles de citoquinas, el factor de crecimiento, los mediadores inflamatorios, e incrementa la oxigenación del tejido. Los resultados saltarán a la vista, consiguiendo una piel más hidratada y rejuvenecida.

Para lograr una mayor eficacia, se recomienda la combinación entre las terapias con LED con antioxidantes nutricionales como la granada, que contiene ácido elágico o el té verde con epigallocatequinas. Además, debe complementarse con un tratamiento tópico con un sérum con vitamina C o SOD, para mejorar la renovación celular protegiendo del efecto negativo de los radicales.

Al ampliar la información acerca de la luz azul, nos encontramos con que está indicada en los procesos inflamatorios relacionados con el acné rosácea, por cuanto el haz frío ayudará a disminuir la inflamación y a mitigar las lesiones causadas por esta afección dermatológica. Al penetrar en la piel, el rayo azul producirá un radical de oxígeno que destruirá a la bacteria causante de la enfermedad. Como primer efecto está la franca y visible mejoría en la inflamación y rojez presente en la piel.

Para ayudar a su efectividad se recomienda el empleo de sustancias tópicas que serán activadas por efecto de la luz, potenciando el efecto del procedimiento, entre ellas ácido retinoico, peróxido de benzoilo o ácido salicílico.

Unas seis semanas de tratamiento, serán suficientes para comenzar a ver los resultados, y posteriormente sesiones de mantenimiento. En todos los casos, siempre consulta a un especialista. En Unimel, contamos con profesionales de la medicina dermatológica, siempre dispuestos a ofrecerles atención personalizada, de acuerdo a su afección. Agende una cita.

Dr. Víctor Ollarves/ Clínica Unimel

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Esas pequeñas partículas llamadas microplásticos y su impacto nocivo en nuestra salud

 Muy pocas veces hemos oído sobre el tema. Sin embargo, están allí, haciendo más daño al medio ambiente y a nuestro organismo, del cual podemos imaginar. Si aún no ha leído o tenido conocimiento acerca de algo denominado “microplásticos”, aquí le contamos un poco sobre eso…

Especialistas han afirmado que son uno de los mayores retos medioambientales del presente siglo. Durante las últimas décadas, su producción se ha incrementado vertiginosamente, a un punto tal, que se encuentran en grandes cantidades en casi absolutamente todo el planeta. Su impacto en la salud es muy fuerte.

Y como están en todos lados, los inhalamos e ingerimos sin darnos cuenta.  Poco a poco, los estudiosos en la materia han ido desentrañando la manera en la cual los ingerimos y cómo están afectando nuestro organismo.

Los “Microplásticos” son pequeñas piezas de plástico que contaminan el medio ambiente. Según la clasificación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), estos miden menos de 5 milímetros de diámetro, y provienen de gran variedad de fuentes, entre las cuales se encuentran los cosméticos, la ropa, desechos plásticos y artículos para la pesca, entre otras fuentes.

Se identifican dos fuentes de origen: El llamado primario, el cual es producido en forma de microesferas para la industria cosmética (cremas exfoliantes, dentríficos), o bien para ser utilizado como materia prima en la producción de otros plásticos. El secundario es aquel que se genera a partir de plásticos o fibras de tamaño mayor. Por ejemplo, pueden proceder por el desgaste o fragmentación de ese artículo por un agente natural, como radiaciones ultravioletas o el impacto de las olas del mar, tan solo por citar algunos casos. Neumáticos arrojados a la calle o desechos plásticos al mar, pueden causar microplásticos.

Algunos alimentos que consumimos contienen microplásticos, como por ejemplo la miel, las cervezas, la sal marina y en pescados como las sardinas, las anchoas y los mariscos. ¿Y por qué en algunos de los alimentos? La respuesta es sencilla. En el mundo, solo se recicla una muy pequeña parte de los plásticos. En su gran mayoría, terminan en los basureros y por ello, en el medio ambiente, donde, como señalamos con anterioridad, terminan transformándose en micropartículas que contaminan el agua, el aire, la fauna marina, cuyas especies son consumidas por el hombre… Toda una cadena!

Por otra parte, los microplásticos más pequeños, viajan por el aire y es más fácil que estos sean inhalados y lleguen hasta nuestros pulmones. Y muchos de ellos, son transportadores de bacterias y otros microorganismos. El estrés oxidativo, la inflamación, el daño celular y las respuestas inmunes localizadas son algunos de los posibles daños para la salud.

La reducción del nivel de microplásticos en el medio ambiente, supone la toma de conciencia acerca de los efectos, en algunos casos letales, que puede causar en el organismo. Conocemos los daños que ocasionan en el ecosistema, ante lo cual sugerimos acatar algunas medidas, con las cuales podemos contribuir con la disminución de la presencia de tales partículas.

Al respecto, se recomienda el empleo de bolsas de material biodegradable; reducir el consumo de cubiertos de plástico, evitar la adquisición de frutas y verduras envasadas en plásticos, usar cepillos de dientes confeccionados con materiales biodegradables. En fin, toda una suerte de medidas orientadas a disminuir la utilización de productos elaborados con ese material.

 

Dra. Zulay Rivera / Clínica Unimel

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Protectores solares: El mejor aliado para su piel

 Esas lociones que nos protegen de los efectos dañinos que puedan causar los rayos del llamado astro rey, son conocidos como protectores solares. Su función primordial es la de prevenir que los rayos UV (Ultravioleta) lleguen a nuestra piel, disminuyendo las probabilidades de riesgo de padecer cáncer en esa zona.


Existen tres tipos de radiación UV: la radiación UVC hasta los momentos no atraviesan la capa de ozono por ende no ejercen efectos en la piel;  los UVA, llamados rayos invisibles, penetran en mayor profundidad la piel, y son responsables de las arrugas, la pérdida de elasticidad y otros efectos de fotoenvejecimiento. Afectan tanto a la epidermis como a la dermis. Actúan de forma totalmente diferente a los rayos UVB: no dañan de forma directa al ADN, sino que lo hacen de forma indirecta, mediante la formación de radicales libres

En el caso de los rayos UVB, se les responsabiliza por las quemaduras a causa de la exposición al sol, así como del oscurecimiento y engrosamiento de la capa exterior de la piel. Al igual que los UVA,  se asocian con la aparición de melanomas y otros tipos de cáncer de piel. También pueden causar problemas en los ojos y el sistema inmunitario.

Así que luego de saber cuán dañino puede ser el exceso de radiaciones del sol sobre nuestra piel, es importante que entendamos la necesidad de usar lociones de protección solar, para minimizar su impacto y evitar daños a futuro.

Ahora bien. ¿Cómo escoger un buen filtro solar? El Factor de Protección Solar (FPS) es la medida de capacidad de estas lociones para evitar que los rayos UV lastimen nuestra dermis. Por ejemplo: Una piel sin protección se pondrá roja en un periodo de unos 20 minutos aproximadamente. Al usar un FPS 15 previene el enrojecimiento, teóricamente 15 veces más, es decir, un lapso de unas 5 horas aproximadamente.

Ello se traduce en que FPS 30 puede impedir el efecto del sol en un 97% aproximadamente, mientras que uno de FPS 50 protege de los efectos del UVB hasta un 99%. En todo caso lo que se está previniendo es el enrojecimiento de la piel causado por los rayos UVB. Muy poco se ha dicho acerca del daño de los UVA.

Por lo general, los rayos UVB actúan junto con los UVA, y allí es donde se hace imprescindible el empleo de lociones de protección solar de “amplio espectro”, y que además se señale en el empaque, que este tipo de productos cumplen con los estándares de signos empleados por la Unión Europea (un círculo que encierra las siglas UVA) y el de “+” para Estados Unidos.

¿Y cómo hacerlo? Los protectores solares pierden su eficacia si los mismos no son reaplicados en intervalos de unas dos horas, independientemente de su capacidad. Su empleo es necesario a partir de los 6 meses de edad, y se recomienda usarlo diariamente, sin importar si se está en lugares cubiertos, por cuanto la mayoría de las ventanas no están en capacidad de ofrecer protección contra los rayos UVA. Deben colocarse 30 minutos antes de la exposición al sol, para que todos sus ingredientes comiencen a absorberse y a actuar. 


¿Qué tipo de protección solar debo utilizar?

La respuesta depende de la cantidad de exposición al sol que tenga. En todos los casos se recomienda un filtro solar de “amplio espectro” que ofrezca protección contra los rayos UVA y UVB. Los de tipo “resistentes al agua” son los más indicados cuando se está en la playa, o al practicar deportes al aire libre. 

Para determinar el tipo de protección solar a utilizar, dependerá de la cantidad y tiempo de exposición al sol. Aún si el día está nublado, use protección. También en las noches, hay que estar alerta por los daños causados por la llamada “luz azul”, que es aquella generada por “leds”, flashes y pantallas de celulares y computadoras, así como la iluminación artificial.  En este particular, use cremas de protección cuyos componentes posean protección HEV o contra luz azul y contra los rayos infrarrojos (IR).


De igual manera, se recomienda el empleo de productos dermofarmacéuticos, en cuya composición esté presente la fotoliasa, que es una enzima extraída del alga verde-azulada (Anacystis nidulans), la cual es capaz de reparar en 30 minutos hasta el 45% de los daños producidos en el ADN, mientras que la reparación natural es de 24 horas. Esta enzima hace la reparación directa, al revertir los dímeros de timina a su estructura original, previniendo los efectos inmunosupresores sobre la piel y los riesgos de carcinoma y melanoma.

Si tiene alguna duda, le recomendamos consultar a un especialista, quien le asesorará acerca de cuál es el tipo que más conviene a su piel. Pero, en todos los casos, protéjase y haga del protector solar, el mejor aliado para el cuidado del órgano más extenso y expuesto de su anatomía.

Dra. Zulay Rivera / Clínica Unimel 

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