Si bien es cierto que el
periodo de gestación trae en cualquier mujer importantes transformaciones en su
cuerpo, también es cierto que las más visibles son aquellas en los cuales la
piel es la protagonista de esas dolencias que, directa o indirectamente, son
responsabilidad de los cambios que se suceden en el cuerpo durante esta etapa.
Indican las estadísticas
que, aproximadamente, una de cada tres mujeres sufre de problemas en su piel en
este proceso, y pueden clasificarse en:
- Propias del embarazo: Aquí identificamos enfermedades cutáneas como pápulas urticaria pruriginosas y placas, prurigo, colestasis intrahepática, penfigoide gestacional, impétigo herpetiforme y foliculitis pruriginosa. Estas, por lo general desaparecen luego del parto.
- Preexistentes: Son dolencias cutáneas padecidas por la gestante que se intensificarán durante el proceso: lupus eritematoso, dermatitis atópica, acné, rosácea, psoriasis, infecciones fúngicas, candidiasis y tumores cutáneos.
- Relacionadas con las hormonas: Al embarazarse, toda mujer experimenta importantes alteraciones hormonales, los cuales pueden ser causantes de afecciones benignas de la piel que incluyen estrías, hiperpigmentación (melasma), y cambios en el cabello, las uñas y la aparición de arañas vasculares.
Es importante señalar que no
todas las mujeres sufren de todas y cada una de estas dolencias. Algunas tienen
mayor propensión, y en ello inciden diversos factores que van desde el color y
tipo de piel, enfermedades preexistentes, la alimentación, la ingesta de
medicamentos, además de aspectos hereditarios y geográficos. Todo cuenta.
Muchas de estas afecciones
pueden ser evitadas, sobre todo aquellas que tienen que ver con la hidratación
y lubricación de la piel.
Las estrías aparecen como
consecuencia del rompimiento de las
fibras elásticas de la piel, son visibles casi que al final del
embarazo y se manifiestan principalmente en muslos, caderas, glúteos y vientre.
Pueden ser minimizadas si se observa un estricto cumplimiento de una dieta
balanceada, evitando así el aumento desmesurado de peso, que hace que la piel
se tense, dando lugar a esos molestos surcos.
Para evitar riesgos, junto a
una alimentación sana se recomienda la práctica de ejercicio habitualmente
(siempre que no exista contraindicación médica).
En el caso de trastornos
pigmentarios, estos pueden ser sufridos por mujeres de cualquier grupo étnico, aunque son más comunes
en personas de origen asiático, hispánico o africano. Afecta al 70% de las embarazadas.
Las áreas más propensas son
aquellas que están expuestas a los rayos solares directamente como pómulos, frente,
nariz y barbilla. Estas manchas pueden evitarse empleando protección solar sin
alcohol. Y en caso de que ya las
padezcas, evita tomar el sol, y jamás salgas a la calle sin protector solar (SPF
50+).
Aunque no puedan prevenirse,
el empleo de estas lociones ayuda a que no sean tan oscuras. Generalmente esas
manchas desaparecen después de la culminación del embarazo.
Durante este periodo, la
piel sufre diversas alteraciones como resultado de los cambios inmunológicos y
metabólicos propios de la gestación. Entre ellas se identifican la penfigoide
gestacional, pápulas y placas urticariales pruriginosas (PUPPP, por sus siglas
en inglés), erupción atópica, que incluye eccema, prúrigo y foliculitis
pruriginosa del embarazo. También se incluyen psoriasis pustulosa y colestasis
del embarazo.
En la mayoría de los casos,
son patologías benignas, que no ponen en peligro al feto ni a la madre. No
obstante es de suma importancia el diagnóstico oportuno, con el tratamiento
indicado, para de esta manera evitar o minimizar las complicaciones en algunas
patologías que conlleven algún grado de riesgo maternofetal.
En estos casos se prescribe
la aplicación cutánea de corticoides tópicos, que van desde la más baja hasta
la más alta intensidad, dependiendo del tipo de lesión que presente la
paciente. Así mismo se sugiere el empleo de cremas con emolientes y, en los
casos más severos, se recomienda realizar una biopsia de piel, si el médico así
lo considera.
En lo que corresponde a dermatitis
atópica o el acné, que se manifiestan en forma de eritema (enrojecimiento de la
piel causado por la dilatación de los capilares) en la piel blanca, pueden
causar cambios en la pigmentación en pieles más oscuras.
La comezón puede atacar a
las embarazadas. La misma puede ser causada por resequedad ante la falta de
hidratación o por el estiramiento de la piel. Puedes disminuir esa incómoda
sensación si evitas tomar baños con agua muy caliente, usa jabones neutros,
coloca compresas frías en las áreas con comezón, evita exponerte al calor y
utiliza ropa fresca y cómoda, sobre todo de algodón.
Y muy importante: Hidrátate
muy bien al ingerir abundante agua y
consiente a tu piel lociones humectantes en las áreas afectadas.
El estar embarazada no
impedirá que luzcas una piel sana, hidratada y bella. Solo es cuestión de
proponértelo y, con la ayuda y asesoría de especialistas, minimizar en lo
posible los estragos que ocasiona la gestación
en la piel de algunas mujeres.
Dra. Zulay Rivera / Unimel
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