La piel de nuestro rostro requiere también de cuidados
extremos.
La limpieza facial profunda sirve para remover comedones
abiertos y cerrados (puntos negros y espinillas), impurezas, células muertas y “milium” de la piel,
que son esas “bolitas” blancas o amarillentas en la piel, principalmente en el
rostro.
La frecuencia de estos tratamientos dependerá del tipo de
piel de cada persona.
· La piel seca tiene los poros pocos perceptibles
y la superficie de la piel luce opaca y está deshidratada.
· La piel grasa se caracteriza por poros grandes
y abiertos. Su superficie es húmeda y presenta una buena hidratación.
· La piel mixta suele ser grasa en la zona
"T" del rostro, mientras en los pómulos es áspera y un poco
deshidratada.
Así que, una rutina de limpieza facial que incorpore
periódicamente la aplicación de máscaras específicas, sin duda alguna ayuda a
reconstruir aquellas células de la piel que se deterioran por agresiones
climáticas y ambientales.
Los cosméticos de limpieza que se utilicen deben respetar
el pH de la piel para que no resulten irritantes ni provoquen reacciones
alérgicas.
Una limpieza facial completa equilibrará nuestros niveles
de grasa e hidratación, mejorando por completo el aspecto y salud de nuestra
piel al eliminar todas aquellas sustancias que son dañinas para nuestro cutis,
como por ejemplo los restos de maquillaje.
Se recomienda lavar la cara en la mañana y antes de dormir,
para eliminar impurezas en el rostro y cuello, con productos que no contengan
ingredientes que puedan ocasionar daños severos a la piel.
Dr. Víctor Ollarves
Unimel
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