Vamos a un
supermercado y de repente nos topamos con un alimento, por ejemplo un yogur, en
el cual leemos en su etiqueta que “contiene probióticos y prebióticos”, y
comenzamos a preguntarnos ¿Qué son?
Los probióticos son
microorganismos vivos que se añaden a alimentos o que se presentan por su modo
de elaboración en algunos productos alimenticios. Los que se utilizan en mayor
frecuencia son los pertenecientes a las especies Lactobacillus y
Bifidobacterium. Los primeros son los que más se han empleado para la
conservación de alimentos mediante la fermentación, como es el caso de la leche
para producir yogur
Se trata de
bacterias o levaduras que están presentes en alimentos, medicamentos o
suplementos dietéticos.
Al llegar al
intestino y, en equipo con las bacterias que allí viven, mejoran el funcionamiento de este órgano,
transformándose en un muro de contención que refuerza el sistema inmunológico.
Por el
contrario, los prebióticos no
son microorganismos vivos. Son sustancias que tienen como función estimular el
crecimiento de los probióticos y las otras bacterias que se encuentran en nuestro
organismo como constituyentes de la flora intestinal.
Los más
estudiados son dos: la inulina y
los fructooligosacáridos (conocidos también como FOS), y pueden
aparecer de forma natural en algunos alimentos o ser añadidos por el fabricante
para dotar al alimento de características y beneficios mas concretos.
Al unirse,
los prebióticos y los probióticos, comienzan a repoblar la flora intestinal y optimizan sus
funciones en beneficio de la salud de nuestro organismo.
Somos los que comemos…
Los probióticos
se encuentran de forma natural en el yogur, queso y otros productos lácteos, ya
que estos micoorganismos vivos son necesarios para la elaboración de este
producto. También en alimentos
fermentados e, incluso, en el chocolate oscuro.
Pero si podemos
encontrar prebióticos en muchos alimentos naturales, que contribuyen
a la expansión de estos microorganismos en el intestino.
Vegetales
como la alcachofa, la patata, los espárragos, las legumbres, el cambur y otros,
son alimentos funcionales en su forma natural ya que poseen prebióticos, ante
lo cual no es necesario adquirir productos elaborados a los cuales se les ha
añadido este componente de manera artificial.
Más allá del
aporte calórico y nutricional, se hace indispensable saber cómo nos pueden beneficiar
los tipos de alimentos que consumimos y su relación con nuestra salud.
¿Cómo añadir prebióticos en nuestra
dieta diaria?
- Incluye
ajo, cebollas y ajoporros como base para salsas y aderezos para ensaladas,
ya que contienen inulina y fructooligosacaridos que son prebióticos
naturales.
- Incluir
legumbres como
ingredientes habituales de nuestros platos, que poseen rafinosa y
estaquiosa con acción prebiótica.
- Cocinar
la batata con piel o no cocinar en demasía, de esta
forma conservamos su fibra indigerible que se comporta como prebiótico en
el intestino.
- Cereales
integrales derivados de trigo, avena o cebada, contienen inulina.
- Añadir espárragos o alcachofas a nuestras recetas para
aprovechar sus frutctooligosacaridos o su inulina, respectivamente.
Como podemos ver, hay diferentes formas de obtener prebióticos de alimentos naturales y
así, fomentar el desarrollo de probióticos en nuestro intestino que sabemos,
benefician la flora de nuestro organismo y su funcionamiento.
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